Las claves para una cata de mieles

Contamos con cinco sentidos que nos hacen viajar, sentir, saborear… ¿por qué no utilizarlos también para la cata de mieles?

Los alimentos son evaluados desde el punto de vista sensorial para así establecer la calidad de los atributos del producto y su vez, para medir y cuantificar sus características, ingredientes o modelos evaluables para los sentidos humanos. ¿Empezamos con una cata de mieles?

Cata de mieles

Fase visual: Cuando te apetece miel lo primero en lo que piensas es en el tarro de miel y en la etiqueta. Luego tu mente va añadiendo detalles como el color de la miel, si está líquida o cristalizada… Una serie de impresiones que tu vista ha grabado en su memoria y que nos producen una serie de expectativas.

La fase visual incluye principalmente el color y estado físico, limpieza, homogeneidad, deterioro, incluso los defectos. A la miel siempre se la asocia con el color amarillo, pero en el espectro de colores según la variedad floral de la que proceda, podemos encontrar desde amarillos muy suaves, amarillos intensos, hasta marrones, cobrizos y negros.

Fase olfativa nasal: Los olores viajan por nuestro sistema nervioso y llegan hasta el área más primitiva del cerebro, el sistema límbico, donde se almacenan nuestros recuerdos. ¿No te suena cuando dices ‘este olor me recuerda a algo’? Según los expertos catadores de miel, oler una miel antes de probarla puede generarnos una experiencia sensorial tan intensa como si la tomásemos por la boca. Hay mieles que presentan unos aromas más intensos y más fácilmente reconocibles que otras, como un buen ejemplo de una variedad aromática podríamos citar a la miel de Azahar (naranjo), que recuerda el olor de la época de floración en los campos de naranjo. Otros buenos ejemplos de mieles marcadamente aromáticas serian el Tomillo o el Eucalipto. Por el lado contrario estarían las variedades de aroma muy tenue como puede ser la miel de Acacia.

Fase olfativa-gustativa: Cada uno puede educar y desarrollar su paladar a lo largo del tiempo, por lo que el gusto es algo que crece en cada uno. Nuestra lengua es capaz de reconocer cinco sabores: metálico, dulce, salado, amargo o el ácido, unos sabores que pueden ayudarnos a reconocer el tipo de miel. Seguro que recuerdas mieles ácidas, dulces, amargas o incluso con notas saladas. Como buenos ejemplos citaremos a la miel de Romero, con un sabor dulce y con ligeras notas acidas. O a la miel de Brezo, de sabor dulce pero con marcados componentes amargos más o menos intensos y ciertas notas saladas.

En cuanto al aroma ¿sabes cómo experimentar el aroma de una miel? Toma una cucharadita del tarro, llévatela a la boca y déjala allí unos 30 segundos. Conforme vaya calentándose en tu boca sentirás como los aromas se liberan y son más fáciles de reconocer.

Fase táctil: podemos conocer las texturas de la miel con nuestro tacto. Mieles más fluidas, viscosas, granuladas o consistentes. Atrévete a tocarla y jugar con su textura.

Para terminar, existen otras percepciones que podemos descubrir en una cata de mieles, como la sensación química con el picor o el frescor, además de la sensación térmica.

En Naturval contamos con más de 20 variedades de mieles diferentes, como Azahar, Romero, Eucalipto, Castaño, Limón, Aguacate… y muchas más. Desde las variedades más convencionales, hasta mieles de tipo cremosas o crudas y mieles ecológicas. ¿Te animas a hacer tu propia cata de miel?

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